Ya sea que se trate de una empresa nueva, en expansión o corporativa, no tiene por qué limitarse a una única sede en una gran ciudad como Amsterdam, París o Barcelona. Las oficinas satélite ofrecen una solución. Pueden proporcionar más flexibilidad para crecer y también servir como caparazón flexible de los bienes raíces arrendados (en su mayoría) con plazos más cortos.